Preguntas y respuestas sobre el uso de armas y la defensa personal

Por Josué Hernández

Mis respuestas van en letra negrita.
1.- ¿Es lícito que un cristiano porte un arma?
En la historia de humanidad el individuo ha tenido acceso, y ha ocupado las armas para su protección, ya sea de bestias salvajes como de hombres que se comportan como tales. También las armas han sido ocupadas para el ataque, la defensa y el establecimiento del orden de una nación.
Sin duda, muchas veces las armas han sido utilizadas para el pecado, y de esto mismo es de lo que hablaremos enseguida.
Todo instrumento contundente puede ser un arma, y puede servir de defensa o ataque. Por lo tanto, la intención es la que cuenta en gran manera aquí. Dicha intención ha de ser sopesada a la luz de la palabra de Dios (Num. 35:16-25; Deut. 19:4-5). También, las diferentes leyes civiles, y lugares donde se aplican, cuentan mucho en todo esto.
Un cristiano responsable puede conseguir el permiso gubernamental para portar un arma. El en primer siglo muchos ciudadanos portaban alguna arma para defensa personal en los viajes peligrosos y Roma lo permitía (Rom. 13:1-3; Luc. 22:36).
En toda casa hay instrumentos que sirven de arma (cuchillería, herramientas etc.) Un “arma” es toda herramienta de agresión útil para la caza y la autodefensa.

2.- ¿Es pecado tener un arma de fuego?
No, no es pecado. Un arma es un objeto amoral. Las armas no son malas, las personas que las usan mal lo son. Sin embargo, la mantención irresponsable y el uso indebido de un arma, de cualquier tipo que sea, puede llegar a ser raíz de mucho dolor y pecado.
Cristo dijo a sus discípulos: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una (Luc. 22:36).  La espada mencionada por Cristo sería necesaria para la defensa de antisociales de aquel tiempo, no para atacar a los oficiales del gobierno. Muchos lugares estaban repletos de ladrones (Luc. 10:30; 2 Cor. 11:26).
Aunque había peligros en el área donde habían ido predicando (10:30) bajo la Comisión Limitada (Mat. 10; Luc. 10), estaban entre su propio pueblo que les ofrecía hospitalidad. Era misión pacífica. Ahora habría más peligros para ellos cuando predicaban bajo la Gran Comisión (Mat. 28:19). Desde luego, no se usa la espada para llevar a cabo la obra del Señor ni para evitar persecuciones, pero sí deberían defenderse de los ladrones y asaltantes. Algunos piensan que Jesús habla de espada en sentido figurado, pero es tan literal como bolsa, alforja y capa. La espada que Pedro usó para cortar la oreja de Malco no era figurada. (Notas sobre Lucas, Wayne Partain).

3.- ¿Qué pasaría si un cristiano armado mata a una persona en defensa propia?
4.- ¿Pecó?
Primero, debemos definir “persona”. ¿De qué clase de persona estamos hablando? ¿De un criminal que entra a nuestra casa con la intención de violar a nuestra esposa e hijas? ¿De un criminal que procura quitarnos todo incluso la vida?
Segundo, la defensa personal no está prohibida por Dios en las páginas del Nuevo Testamento. Por lo tanto, la defensa legítima no es un pecado ante la ley de Cristo. No hay pasaje que condene la defensa personal de quien levantó su mano para quitarnos la vida o abusar la integridad de nuestra familia.
Tercero, el odio, el contraataque carnal y la venganza personal son los pecados prohibidos por Cristo (Ej. Mat. 5:43-48; Rom. 12:17-21).
Cuarto, la prevención es crucial. Necesitamos orar que seamos librados de hombres perversos y malos (2 Tes. 3:2). Y debemos velar por movernos con prudencia en medio de una generación de gente peligrosa y feroz (2 Tim. 3:1-5). Debemos cuidarnos, los lugares y horarios de peligro debemos evitarlos para no tentar al Señor (Mat. 4:7).
Quinto, a veces será necesario tomar medidas preventivas mayores. Por  ejemplo, hace unos años vivía en un barrio muy peligroso. En la puerta de mi casa se vendían drogas. Me cambié al otro lado de la ciudad.

¿Tengo derecho portarla porque la ley permite cierto calibre?
No sé si el lugar dónde usted vive lo permita. Si lo permite, usted no está violando la ley gubernamental y si toma todas las medidas no hay pecado involucrado.


¿Qué tengo que hacer cuando sea atacado?
La mejor defensa es evitar el peligro dentro de lo posible, huir no es cobardía en un caso semejante. Pero, a veces no se podrá correr y será necesario evaluar la situación para defenderse eficazmente.
También debe evaluarse el lugar del ataque, ¿es su propia casa? ¿Es la vía pública? ¿Está usted solo? ¿Hay más personas que podrían ayudar o está usted en desventaja total?
En una ocasión, cuando yo era adolescente, fui atacado por varios que me redujeron a golpes en un lugar público. Ellos querían quitarme el dinero que con tanto esfuerzo gané de mi trabajo. Era inútil conversar con ellos y hacerles razonar, así que debía entregar el dinero. Sin embargo, aproveché la distracción de un transeúnte que pasaba y salí de en medio de ellos, no sin antes golpear a quienes me sostenían. Luego, hui de la pandilla.


¿O corresponder o dejar que sea atacado?
No es sabia tal acción, sería un grave error contra la propia integridad. Cristo nos ha redimido para que le sirvamos con todo nuestro ser (1 Tes. 5:23). Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (1 Cor. 6:19). Servimos y somos útiles a muchos que nos necesitan (familia, iglesia, sociedad). Si podemos evitar el ataque y huir, entonces debemos hacerlo. Si, evaluando la situación, podemos defendernos, entonces debemos hacerlo. En un caso semejante, hay poco tiempo para pensar, y este poco tiempo debe ser aprovechado.


¿Es asunto de opinión esto de portar un arma de fuego?
Creo que sí. Pero, también creo que el asunto debe estudiarse más en la hermandad. Hay muchos pasajes que se tuercen, tales pasajes hablan de la persecución del gobierno romano, o del amor a los enemigos, pero  no hablan de la defensa ante un asesino o violador.


¿Hay algún pasaje bíblico que permita o prohíba esto?
Debemos amar al prójimo, en esto se incluyen los mismos delincuentes (Mat. 22:39).
Debemos amar a nuestra mujer e hijos, que tienen prioridad frente a los delincuentes (Ef. 5:23-26; Mat. 24:43).
Debemos evitar que el ladrón saquee nuestro hogar. Según Cristo, un buen hombre “no dejaría” bajo ninguna circunstancia que un ladrón entrara en su casa (Luc. 12:39).

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