Entendiendo el plan de Dios para el matrimonio.
Entendiendo el plan de Dios para el matrimonio
Aquellos que quieren tener un matrimonio exitoso, deben recurrir a Aquel que instituyó el matrimonio en el principio, a Dios que hizo al mundo. Ya que El nos hizo, sabe lo que es mejor para nosotros. Ya que el hizo al matrimonio, su plan para el matrimonio, si es seguido, resolverá el problema del divorcio.
Quizás el mejor para descubrir el plan de Dios para el matrimonio es mateo 19:3-9:
“Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.”
JESUS ENSEÑÓ LA PERMANENCIA DEL MATRIMONIO
Como Dios lo planeó, el matrimonio se pensó que fuera “hasta que la muerte nos separe.” Cuando los fariseos hicieron a Jesús su pregunta en Mateo 19, buscaban meterlo en una discusión que justificara el divorcio. Le preguntaron sobre lo dicho en Deut. 24, donde la ley habló de un hombre divorciando a su esposa, porque “había encontrado alguna cosa indecente.”
Algunos rabinos interpretaron el pasaje diciendo que si el marido no le gustaba alguna cosa que su esposa hiciera – si quemaba el pan, por ejemplo – podía divorciarse de ella. Otros pensaron que “cosa indecente” se refería solamente al adulterio. Por lo tanto, preguntaron si un hombre podía o no divorciarse de su esposa por “cualquier razón.”
Jesús respondió diciendo que el divorcio no era, ni es parte del plan original de Dios para el matrimonio. Desde el principio, Dios quiso que el hombre y la mujer se casaran para toda la vida. La primera respuesta de Jesús a la pregunta de los fariseos, de manera clara enfatizó que el divorcio no estaba incluido en el plan de Dios. “Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” Un hombre, una mujer, para toda la vida. Este es el plan de Dios.
Aunque no hay excepción. Cuando los fariseos persistieron, Jesús dijo que si un hombre se divorcia por causa de fornicación y se casa con otra, no comete adulterio. Entonces, de acuerdo a la escritura, el divorcio es permitido por causa de fornicación.
Aunque el divorcio es permitido en estas circunstancias, no es requerido. Si uno de los cónyuges comete fornicación y el cónyuge inocente elige perdonar, los esposos pueden continuar viviendo juntos.
El hecho de que el divorcio sea permitido en el caso de fornicación, enfatiza lo terrible que es el pecado de fornicación. Solo este pecado provee el fundamento para la ruptura del vínculo matrimonial.
Sin embargo, debe ser enfatizado que aunque un “divorcio escritural” es la excepción. A veces los cristianos están tan preocupados en la excepción que casi se olvidan de la regla – a saber, que un hombre y su esposa deberían estar casados. Realmente, no debería existir el divorcio. Los miembros de la iglesia no deberíamos de un gran tiempo argumentando sobre el divorcio y el nuevo matrimonio, y descuidando la permanencia del matrimonio.
Algunas preguntas acerca del divorcio y del nuevo matrimonio no tienen respuestas fáciles. Es posible saber lo que la Biblia dice acerca del divorcio, pero es a menudo difícil aplicar la enseñanza escritural a casos específicos. Las gentes tienen atadas sus vidas de manera tal que se necesitaría la sabiduría de Salomón para saber cómo desatarla. De una verdad podemos estar seguros: la regla debe ser que la esposa y el esposo deben vivir juntos toda la vida.
Desde el punto de vista cristiano, no hay nada del divorcio “bueno.” Un divorcio escritural puede ocurrir – pero en el evento del divorcio, uno de los cónyuges ha cometido fornicación. ¡Qué terrible forma de terminar un matrimonio! Si el divorcio es anti-escritural, entonces una o las dos partes están desobedeciendo la ley de Dios del matrimonio, y eso, también es terrible.
El divorcio no es una solución; el divorcio es un problema que crea una nueva serie de problemas los cuales pueden ser casi imposibles de resolver. El divorcio resulta en problemas financieros, legales, familiares, emocionales, y espirituales. El divorcio no solamente afecta a la pareja que se separa; también negativamente afecta a los hijos, familiares y amigos, y también a la sociedad.
Cinco personas que se habían divorciado estaban discutiendo con una amiga mutua que estaba pensando divorciarse de su marido. Para disuadirla, trajeron una lista de cosas que ellas hubieran querido saber antes de que se divorciaran. En esa lista estaba el hecho de que cuando te divorcias “acarreas una serie de problemas al otro.” Incluso el divorcio más amable trae profundas heridas.
Siempre hay consecuencias en un divorcio. La persona que haya sido divorciada, es probable que se le considere como “mercancía dañada.” Además, como ellas notaron, “tu divorcio no solo te afecta a ti y a tu esposo. Afecta a cada uno que este alrededor de ti.” Es cierto – afecta a los hijos, a los amigos, a los miembros de la iglesia, a la familia. El divorcio también trae consecuencias financieras.
Para la enfermedad del divorcio, solamente hay un remedio: ¡¡La prevención!! ¿Cómo puede una pareja resolver el problema de qué hacer con la propiedad y con los hijos antes de divorciarse? ¿Cómo puede la gente arreglárselas con el estigma social del divorcio? ¿Qué del problema del matrimonio? En primer lugar, la única solución real es no divorciarse.
¿Cómo puedes evitar el divorcio? Ya que, en nuestro mundo actual, “los votos matrimoniales son tomados a la ligera y quebrantados fácilmente,” ¿Cómo pueden tú y tu cónyuge vivir juntos sin que se llegue al divorcio?
JESUS ENSEÑO COMO UN MATRIMONIO PUEDE SER PERMANENTE
Las declaraciones de Jesús sugieren dos cosas que una pareja casada puede hacer para asegurar que su matrimonio durará para siempre.
Aceptando La Permanencia Del Matrimonio
Primero: los dos cónyuges necesitan aceptar la permanencia de su matrimonio. Las palabras “hasta que la muerte nos separe” no deben ser solo una parte de los votos matrimoniales; la idea debe ser enfatizada. Ambos cónyuges deben aceptar el hecho, de que para ellos, el divorcio no es una opción.
Si ellos han aceptado esta verdad, cuando los problemas surjan en el matrimonio – probablemente no dirán, “oh no. Tenemos un problema que no podemos resolver, tenemos que divorciarnos.”
Más bien, cuando los problemas surjan, serán como dos conejos que están siendo perseguidos por un zorro. ¿Crees que podemos correr más rápido que el zorro? Se preguntarán el uno al otro. “Podemos” contesta el otro. Si realmente creen en la permanencia del matrimonio, los cónyuges trabajarán para resolver sus problemas. ¿Por qué? Porque tienen que hacerlo. El divorcio no es una opción para ellos.
El aceptar el hecho de que el matrimonio es para toda la vida, debe de afectar el cómo una persona escoge cónyuge. Al buscar pareja matrimonial, uno no deberá buscar una persona que sea atractiva o físicamente guapa. Más bien debe uno preguntarse: “¿querré pasar el resto de mi vida con esta persona?”
Ese pensamiento debería hacer que la gente joven evaluara mejor una pareja potencial usando un conjunto de mejores criterios – carácter, inteligencia, laboriosidad, responsabilidad, virtud y gentileza – todos estos rasgos deberían de contar más para una evaluación de un compañero potencial para toda la vida que la belleza o atracción física.
Luchando Por La Unidad En El Matrimonio
Segundo, una pareja debería luchar por la unidad. La unidad del esposo y la esposa es parte del plan de Dios para el matrimonio. Como fue descrito por Jesús, aquella unidad incluye un “dejar,” un “unirse,” y un “volverse.” El hombre y la mujer han de “dejar” sus propios padres. Usualmente este dejar es físico; los recién casados se mudan de la casa de sus padres y viven por su propia cuenta.
Sin embargo, si viven o no separados de sus padres, deben “dejar” sus padres emocionalmente y sicológicamente. Los lazos que los hacían dependientes de su padre y madre deben ser rotos. Los padres de uno siempre serán importantes toda la vida, pero después de casarse, su primera obligación es no depender más de sus padres. Su cónyuge será ahora su preocupación (primero Dios), no sus padres, sino su cónyuge.
El hecho de que un hombre y una mujer dejen su padres cuando se casen acentúa el hecho de que el matrimonio es para adultos. El matrimonio es para quienes han madurado lo suficiente para hacer una vida por sí mismo, para hacer decisiones razonables, y para aceptar la responsabilidad de la tarea diaria de manejar un hogar.
Unirse. La pareja casada debe unirse el uno al otro (Gén. 2:24). La idea de este verbo es que ellos deben estar siempre juntos (Gén. 2:24; Mat. 19:5). Algunas versiones enfatizan el unirse y otras añaden firmemente. Por lo tanto, el matrimonio involucra el unirse para siempre.
A veces puede ser necesario para los cónyuges vivir aparte. Los que predican muchas veces viajan lejos para enseñar y predicar. Un esposa puede necesitar irse ese tiempo con su padres y ayudar con los hijos o con los nietos. A veces el esposo necesita irse de viaje de negocios. Tal separación debería ser la excepción y no la regla.
El matrimonio es por naturaleza, de dos persona que viven juntas, que trabajan juntas, que comen juntas, que juegan juntas, y – como cristianos – adoran y oran juntos. Por lo tanto, los cónyuges deben planear todas estas ocasiones en que estarán juntos. Deberán cultivar hábitos y actitudes que hagan que su permanencia juntos se agradable.
Volverse. Los cónyuges deben “volverse uno.” En el contexto de Mat. 19:5 (y Gén. 2:24), la declaración “los dos serán una sola carne” es probable que primeramente se refiera al acto sexual en el cual los cónyuges están más cerca de volverse “uno.” El matrimonio involucra la unión sexual.
En el matrimonio, los cónyuges se vuelven uno no solo físicamente ni sexualmente, sino también legalmente. Piensan como uno para pagar los impuestos para el gobierno. También deberán volverse uno en las metas, en sus sueños y ambiciones. Quizás sobre todo, necesiten más volverse uno espiritualmente. Nada ayudará más a mantener un matrimonio junto que el compromiso de ambos cónyuges de ser cristianos fieles.
Entonces, el matrimonio es un proceso en el cual dos personas se unen para que ya no sean más dos, sino uno solo. En el lenguaje del matrimonio el “yo,” el “me,” el “mi” de cada esposo se vuelve menos importante delante de “nos,” “nosotros,” “nuestro” que son de dos que viven juntos.
La clase de unidad visualizada por este ideal no viene automáticamente o fácilmente. Involucra considerable generosidad, mucha cooperación, y frecuente subordinación de las opiniones de uno, de los deseos, y derechos del bien común de la pareja. La unidad conlleva trabajo. No importa que tanto dure el matrimonio, su permanencia es un “proceso de volverse uno.”
CONCLUSION
Las historias tristes de personas divorciadas son numerosas. Las mujeres jóvenes con hijos pequeños son reducidos a la pobreza por que el esposo los abandonó. Empiezan a luchar para vivir, alimentarse, vestirse, cuidar los niños, proveer para si mismos guía paterna para los hijos quienes necesitan tanto un padre como una madre.
A menudo descuidan sus propias necesidades emocionales y sicológicas para satisfacer las necesidades de los hijos. Los hombres tienen dificultades por satisfacer las pensiones alimenticias porque tienen dos familias que apoyar; a veces, a veces les es dado acceso limitado a los hijos que aman. El divorcio – por una causa o por todas las que estén involucradas – es una tragedia.
Cuando te casas, ¿Cómo podrás evitar el divorcio? Sigue el plan de Dios. Acepta la permanencia del matrimonio, y trabaja por la unidad con tu cónyuge.
Comentarios
Publicar un comentario